Todos conocemos los terribles hechos ocurridos en nuestra Amazonía en las últimas semanas: los derrames de petróleo del Oleoducto Norperuano (de Petroperú). El primero acaecido el 25 de enero en el distrito de Imaza (Bagua, Amazonas), y el segundo el 03 de febrero en el distrito de Morona, en la provincia del Datem del Marañón (Loreto). Esta tragedia está afectando tanto el medioambiente como a la población pues ríos, plantas y animales están envenenados y sin posibilidades de uso para consumo, sin mencionar los problemas de salud que ya sufren niños y adultos por el contacto con el petróleo.
A pesar de que esta columna no acostumbra publicar comunicados ni pronunciamientos, nos parece oportuno (y absolutamente necesario) compartir con ustedes el Pronunciamiento del Obispo del Vicariato de San Francisco Javier y la Asamblea Pastoral, quienes viven en la zona y comparten con la población esta problemática.
A continuación transcribimos el texto:
El Obispo, Mons. Alfredo Vizcarra Mori SJ, y los agentes de pastoral de la zona selva del Vicariato Apostólico San Francisco Javier, reunidos en Asamblea de Pastoral, en la Misión Chiriaco, en solidaridad con las familias afectadas por el derrame de petróleo en la quebrada de Inayo, manifestamos nuestra preocupación por:
– los daños que este accidente está ocasionando a la naturaleza en esta región y especialmente por el perjuicio producido a los habitantes de las diferentes comunidades, que están asentadas en la ribera de la quebrada Inayo, del río Chiriaco y del río Marañón.
– los trabajos de remediación que se están realizando para reparar las averías de las instalaciones del oleoducto, especialmente la limpieza de las aguas y sedimentos en las riberas y subsuelos.
– la reparación económica a las familias que, habiendo sido afectadas por el derrame, no podrán utilizar el agua para regar sus cultivos ni abrevar sus ganados, han visto sus árboles arrancados por los trabajos de limpieza, y no podrán pescar en las aguas de los ríos.
Ante esta grave situación que las autoridades deben afrontar con responsabilidad, prontitud y solicitud para dar una respuesta satisfactoria a este desastre, todos los peruanos estamos llamados a solidarizarnos con los afectados. Por eso, habiendo estado en el lugar y después de habernos informado ampliamente, invocamos a las autoridades para que:
– La indemnización de las personas afectadas sea acorde con las pérdidas de las campañas agrícolas correspondientes, su único medio de subsistencia.
– La remediación se lleve a cabo hasta garantizar que la calidad del agua sea la requerida para evitar todo riesgo a la salud y la vida de las personas, de los animales y del medio ambiente.
– Se haga un monitoreo continuo de la calidad del agua de los ríos contaminados por el derrame, hasta que los resultados demuestren la remediación completa de la contaminación.
– Se mantenga a la población ampliamente informada de todas las acciones de protección de su salud y de preservación del medio ambiente.
Además creemos muy necesario que se ataquen las causas de estos accidentes (quebrada de Inayo, Morona y Pucará) para que no se sigan repitiendo. La sucesión de estos ¿no son muestra de que las instalaciones de conducción del petróleo son obsoletas (40 años de antigüedad) y de que necesitarían ser renovadas o reemplazadas?
Elevamos hoy nuestra voz inspirados por el Evangelio y las palabras del Papa Francisco que nos invita a promover una «ciudadanía ecológica» [LS 211]. También nos dice que «vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana» [LS 217].
Firman:
Monseñor Alfredo Vizcarra Mori, Juan Carlos Morante Buchhammer SJ, Carmen Gómez Calleja, Carlos Quintana Alcántara SJ, Montserrat Ripollés Giner CMSCJ,
Otras firmas siguen…
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Esperamos que el Gobierno atienda el pedido justo y urgente de la población, sancione a los responsables y tome medidas de prevención para evitar futuras tragedias como esta. A nosotros nos toca estar vigilantes y sumarnos a la defensa de los derechos de las poblaciones más desatendidas por el Estado.