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SIGNIS ALC

02 mayo 2022

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150 años con los pobres y vulnerables

150 años con los pobres y vulnerables

“Un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón vacío de Dios.  Por eso Jesús ha advertido varias veces a los ricos, porque en ellos es fuerte el riesgo de colocar la propia seguridad en los bienes de este mundo.  En un corazón poseído por las riquezas, no hay más espacio para la fe.  Si en cambio se deja a Dios el lugar que le espera, o sea el primer lugar, entonces su amor conduce a compartir también las riquezas, a ponerlas al servicio de proyectos de solidaridad y de desarrollo, como demuestran tantos ejemplos, también recientes, en la historia de la Iglesia” (Papa Francisco, 2014).

 

Ocho Hermanas de la Providencia, llegaron a Ecuador en enero de 1872. El terremoto que asoló Ibarra unos años antes, en 1868, dejó muchas niñas en la orfandad y, para responder a esta situación de vulnerabilidad, Monseñor Checa y Barba y el presidente García Moreno, invitaron a las Hermanas de la Providencia de Bélgica, para que las acojan, protejan y les den los conocimientos apropiados de la época.

 

La Congregación de las Hermanas de la Providencia fue fundada por el Padre Juan Martin Moye, quien, conmovido por la pobreza de los campesinos, en 1789, en Francia, invitó a Margarita Lecomte a visitar la humilde aldea Béfey, a convivir con los más pobres y hacer suya la situación de los aldeanos, enseñando, especialmente a las mujeres jóvenes, para que tengan una vida con menos carencias, según el designio de la Providencia. Luego se le unieron otras jóvenes más. El Carisma es la atención privilegiada a los más pobres, desde las obras de misericordia.

 

Desde aquel 1872, cientos de hermanas han continuado y continúan esta misión de evangelización y humanización, especialmente de las jóvenes. En Ecuador están presentes en casi todas las provincias, en comunidades pobres y alejadas, colegios y en un hospital; y dese aquí se organizaron y realizaron dos fundaciones: Colombia y Haití.

 

El fundador de las Hermanas de la Providencia, el Beato Juan Martin, vivió el Carisma de Providencia en la radicalidad, exigía audacia y entrega en la misión, siempre atento a las necesidades de su tiempo. Viajó a China, en donde fue misionero y se identificó con ese pueblo, no solo aprendió esa lengua sino también su cultura.  Ver la realidad de su tiempo, le llevó a dar respuestas decisivas al seguimiento de Jesús, en función de la Construcción del Reino. Hoy es para la Familia Providencia, el referente de Espiritualidad y de Misión.

 

En los sectores pobres y alejados y en el trabajo misionero de los colegios, las hermans de la Providencia, privilegian el acompañamiento a las comunidades de fe y el apoyo a las organizaciones populares, promoviendo el surgimiento de catequistas, animadores de fe y líderes, que sean gestores de su propio caminar, tanto en el seguimiento de Jesús como en el compromiso sociopolítico, para que comunitariamente busquen dar respuestas a las necesidades y proyectos de su barrio o pueblo, y así construyan el Reino. Los desafíos son cada día más complejos y difíciles de enfrentar: droga, trata de personas, avance del extractivismo, etc.; un gran reto, especialmente, para la educación y para promover la vigencia de los valores humanos y cristianos.

 

Desde 1971, en Ecuador, abrieron la posibilidad para misioneros laicos, jóvenes bachilleres que querían hacer labor social y pastoral en los lugares más empobrecidos, y a quienes se les ofrece la posibilidad de prepararse para realizar esta misión y fortalecer su compromiso en sus respectivos lugares. Muchos de ellos se han convertido en verdaderos líderes locales y en sus lugares de trabajo.

 

Esta apertura impulsó la creación de las ramas de los Hermanos y de los Sacerdotes de la Providencia. Con base en los jóvenes que tuvieron la experiencia como misioneros, se organizaron los Misioneros Providencia en el Mundo.

 

A lo largo de estos 150 años en Ecuador, las hermanas de la Providencia han trabajado incansablemente en los sectores más pobres y vulnerables, allí han compartido la Palabra y el pan, allí han dejado y dejan, con su testimonio y trabajo, la presencia de la Providencia de Dios.

 


Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe.

carta No. 130– 1° de mayo 2022