Ciudad del Vaticano.- El sábado 19 de octubre, en los alrededores del Castello Sant Angelo de Roma, se realizó un víacrucis, que convocó a varios centenares de personas de todas partes del mundo, para recordar a «los mártires que dieron sus vidas en defensa de los pueblos de la Amazonía».
El Vía Crucis es una iniciativa de la Amazonía: Casa Común, que organiza más de cien actos religiosos y culturales ligados a la realización del Sínodo Especial para la Amazonía, en curso en el Vaticano hasta el 27 de octubre.
«Los indígenas son los principales protagonistas de este sueño que se está haciendo realidad en Roma, de la periferia existencial y geográfica que es la Amazonía al centro de la cristiandad, aquí en Roma», afirmó a VaticanNews el cardenal Pedro Barreto, que participó del víacrucis.
El cardenal insistió en lo que significa el Vía crucis: camino de la cruz. Y prosiguió: “vamos a caminar, y a caminar con Cristo en su cruz, acompañándolo a Él, presente en estos hermanos, y por eso, este Vía Crucis, lo hacemos con dolor, con sufrimiento, pero sobre todo con esperanza. Cristo está con nosotros, Cristo nos acompaña; Cristo está sufriendo en estos hermanos; por eso le damos gracias a Dios porque estamos experimentando su resurrección, la alegría del Evangelio”.
Prácticas extractivas
Mientras los asistentes cantaban y hacían oración, los animadores recordaban los nombres de las personas a quienes se les ha quitado la vida por defender a los pueblos y los territorios de la Amazonía de las prácticas extractivas.
Esta realidad la región la sufre desde hace más de cien años, cuando se potenció la extracción del caucho, para la fabricación de las llantas de automóviles. En poco más de treinta años, se acabó con la vida de más de treinta mil indígenas del Perú, Colombia y Brasil, con prácticas esclavistas.
El petróleo se comenzó a extraer hace más de cincuenta años. Las maderas preciosas, minerales, peces, tortugas. Detrás de esta política está la idea de concebir la Amazonía como un depósito inacabable de recursos, y la consideración de que sus habitantes originarios son parte de esos recursos, o son obstáculos y por ello hay que eliminarlos.
La Hermana Zully Rojas, misionera dominica expresó que la experiencia del pueblo latinoamericano está muy unida a la vivencia del dolor, del sufrimiento, pero muy unida a la esperanza. “Sabemos que la muerte no tiene la última palabra, que vamos a resucitar, como resucitó el Señor.
Fuente: Vatican News