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30 junio 2021

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Vacuna, responsabilidad social y reactivación económica

Vacuna, responsabilidad social y reactivación económica

“Creo que éticamente todo el mundo debería vacunarse. Es una opción ética, porque te juegas tu salud, tu vida, pero también te juegas la vida de los demás”. Papa Francisco, enero 2021

 

Según las noticias el proceso de vacunación registra un porcentaje de ausentismo de alrededor del 30%, y ante la crisis sanitaria por efectos del covid 19, la vacuna aparece como una solución real e inmediata. Pfizer, AstraZeneca, Sinovac y otras vacunas son la manera más segura de generar protección, al garantizar un alto grado de inmunidad, que a criterio de científicos y médicos especializados, evita enfermarse gravemente, el ingreso a los hospitales y la muerte.

 

Rechazar el proceso de inoculación de la vacuna, que tanto esfuerzo ha costado al mundo científico para producirla y al país para obtenerla por los enormes esfuerzos financieros, demanda una respuesta positiva y masiva de la ciudadanía.

 

“El mundo entero viene enfrentando desde hace más de un año una gran crisis, ocasionada por la pandemia del covid 19, la misma que ha causado dolor, lágrimas, muertes y sufrimiento. Pudiéramos decir que no hay familia que no haya sufrido en carne propia los efectos de este mortal virus”, expresó la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. En ese contexto, resistirse a la vacuna es un acto de irresponsabilidad para con uno mismo, con la familia y con la sociedad entera. No hay motivo válido para negarse a la vacuna, lo que si hay son inventos absurdos, supuestos infundados, mentiras, noticias falsas que causan zozobra y confusión sin contenido ecuánime ni sustentable.

 

Vacunarse conlleva, además, un compromiso con la economía del país, su reactivación está sujeta a que se retome una cierta normalidad, donde el Estado, la empresa y las personas, regresen a sus actividades cotidianas, produciendo y generando oferta de bienes y servicios, renta y demanda, elementos que configuran un ciclo económico virtuoso que permite mejorar el empleo y el consumo de las familias, tan venido a menos en este tiempo de pandemia.

 

En lo económico, no vacunarse significa condenar a la miseria, la desnutrición, el delito y la violencia a muchos hermanos ecuatorianos que necesitan, con urgencia, reactivar su economía. Y qué decir de las consecuencias sociales y sicológicas producto del encierro y las restricciones, que están afectando gravemente a cientos de miles de personas, ante lo cual la vacuna ofrece una alternativa de reincorporación a cierta normalidad.

 

Informarnos a través de canales oficiales y especializados, debe ser un compromiso de todos los ciudadanos para desechar aparentes verdades. La vacuna nos ofrece una luz de esperanza y de salida a esta crisis que lleva ya quince meses de tragedia para la humanidad, con casi 200 millones de contagiados y la pérdida de cerca de 4 millones de vidas.

 

Si exigimos derechos, cumplir nuestros deberes es una obligación. En este momento histórico, debemos colaborar con los esfuerzos del gobierno y las autoridades sanitarias para superar la pandemia, la crisis económica y social. Vacunémonos cuando nos corresponde según el calendario establecido, sin miedo ni temor. Vacunarse es apostar por una vida digna y científicamente respaldada.

 

Carta Semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe.