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Una historia singular

La Habana.– Mientras le realizaba una entrevista a la Presidenta Emérita de SIGNIS Cuba, Gina Preval, de 95 años y fundadora de la entonces OCIC Cuba, en aquellos años lejanos de finales de la década de 1940, me declaraba: «…estoy convencida que toda mi vida la ha planeado el Señor. Uno puede tener metas, sueños, pero el camino lo traza el Señor.»

A veces en la vida buscamos una realización, nos esforzamos por encontrarla y sin embargo, frecuentemente sucede que no la encontramos. En esa búsqueda, podemos llegar hasta sentirnos frustrados, lacerando nuestro espíritu y quizás hasta cayendo en una depresión emocional. Pero indudablemente los caminos del Señor son sorprendentes.

En una de las tantas funciones del Cine Club de SIGNIS Habana, que todos los domingos tiene lugar en la Parroquia de San Agustín del Municipio Playa, un día observo la presencia de una persona cuyo rostro no me era habitual. Era el día del mes que dedicábamos a los clásicos y se exhibía una película recientemente recuperada y restaurada, que había sido reestrenada en el pasado Festival de Cine de Mar del Plata, con un éxito extraordinario.

Me refiero a Woman on the Run, del director Norman Foster y con la actuación de Ann Sheridan. Como realmente la película es una verdadera joya del llamado Cine negro, al concluir su proyección y debate, esa persona se me acercó. Me expresó que estaba entusiasmada por descubrir ese Cine Club y que le había hecho mucho bien el asistir, porque estaba en un estado depresivo por tantos problemas y su falta de habilidad en organizar su tiempo, para poder ayudar nuestra iglesia.

En la conversación que sostuvo con nuestra incondicional amiga Mercedes, siempre presta para dar su apoyo a cualquier evento parroquial, salió a la luz, de que dicha espectadora era una Doctora Oftalmóloga, que ejerce en uno de los hospitales especializados del país en esa actividad y que lamentaba su falta de tiempo para cooperar con la Parroquia.

Pero he ahí donde el Señor hace su presencia y nos ilumina. Mercedes le pregunta: Yo sé que la falta de tiempo es muy real, en cualquier profesional, pero ¿podría Ud. dentro de su jornada laboral, atender a nuestros ancianos como pacientes y que requieren ayuda profesional para recuperar su visión?. Esa sería la mejor ayuda que pudiera brindar y además sería una maravillosa obra de Caridad.

El rostro de la doctora resplandeció y con un fuerte abrazo nos expresó que con mucho gusto brindaría su apoyo y su tiempo profesional para atender a nuestros ancianos. Se me hace indescriptible poder relatar como se observaba un cambio en su estado anímico, de una alegría desbordante. Era innegable que el Espíritu Santo había descendido sobre ella y una vez más se cumplía lo dicho por nuestra querida Gina Preval: El camino, lo traza el Señor.

Por Jorge Villa, SIGNIS La Habana