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¿Dónde está tu hermano?

Nuestro papel como ciudadanos es trascendental e indelegable, debemos cumplir las normas dictadas al pie de la letra, esforzarnos para cooperar directamente con la solución de esta complejísima crisis. El «dónde está tu hermano» debe retumbar en nuestra mente y corazón. Debemos dar cuenta del otro, esa es la actitud responsable de cada persona, de usted y mía, de todos.

¿Dónde está tu hermano?

«El Señor dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: No sé, ¿soy yo, acaso, el guardián de mi hermano? Pero el Señor replicó: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.» (Génesis 4, 9-10)

Un mandato: somos responsables de nuestros hermanos! No podemos desentendernos del entorno, de la salud, de la situación social, cultural y económica, desde el puesto que ocupemos, sea como autoridades, educadores, comunicadores o ciudadanos. Todos somos corresponsables de todos.

¿Qué es la corresponsabilidad social? Es la actitud responsable de cada uno con los demás frente a una situación compleja que demanda nuestro compromiso para enfrenarla y salir adelante. La crisis integral que experimenta el país a nivel sanitario, económico y social hace impostergable que prime la corresponsabilidad social como una alternativa para enfrentarlas. Esta es una tarea conjunta, aquí nadie se queda fuera ni hay descartables. Todos estamos inmersos en esta realidad. Salir adelante, construir un futuro seguro, justo, solidario, equitativo es nuestra tarea, desde nuestras capacidades.

El todos nos implica: a los ciudadanos de a pie, a las familias, a los trabajadores, a los empresarios, a los medios de comunicación, a los partidos y líderes políticos, a las instituciones religiosas, educativas, culturales, a las organizaciones sociales, a los sindicatos, a los gobiernos en sus diferentes niveles, cada uno en su lugar y de acuerdo con sus funciones y posibilidades. Nadie se queda fuera.

En la cotidianidad, en estos momentos que el covid 19 ataca implacablemente, llenándolo de enfermos, de muertos y de dolor, las autoridades tienen la responsabilidad impostergable de cumplir su tarea de manera eficiente, efectiva, eficaz, transparente, honrada, sin falla alguna; ellos deben dar cuentas al detalle de las diferentes acciones emprendidas para enfrentar este desafío en el que están inmiscuidas cientos de miles de vidas ecuatorianas.

Cada ciudadano es ‘guardián’ de sus hermanos y como tal debe desarrollar una auténtica conciencia social, esa capacidad que cada uno tiene respecto de la situación de los demás, ella supone que entendemos las necesidades de nuestro prójimo y cooperamos para solventarlas, al menos en algo. El estar pendiente del bienestar del otro, especialmente del más sencillo y vulnerable, parece que se ha perdido porque nos hemos sumergido en un mundo egoísta y consumista, en donde el otro a nadie le importa.

La corresponsabilidad social nos permite fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana, capaces de sentir compasión por los otros, por sus dramas, preocupándonos por ellos, como si fuera algo propio. La corresponsabilidad nos manda a compartir, a entender a los otros, a cuidarnos mutuamente, a respetar y cumplir las normas de higiene, protección y distanciamiento en estos momentos de coronavirus y a ser mejores seres humanos en todas las situaciones de la vida en comunidad.

«¿Dónde está tu hermano?», esa es la pregunta que debemos contestarnos aquí y ahora. · #ComuniquemosEsperanza

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

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Carta No. 29 de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe