San Salvador.– En una Catedral repleta de fieles, este martes 15 de agosto, se llevó a cabo la Misa Solemne con ocasión de la celebración del centenario del natalicio del ahora beato, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, en la Catedral metropolitana de San Salvador. La Eucaristía fue presidida por el Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, enviado Especial del Papa Francisco para representarle en el país centroamericano durante la conmemoración.
En la ceremonia estuvieron presentes Cardenales, entre ellos, Gregorio Rosa Chávez, Arzobispo Auxiliar de San Salvador; Obispos y Arzobispos de América Latina y el Caribe, quienes se encuentran en El Salvador, participando del Encuentro por los 50 años de la Populorum Progressio.
Entre las autoridades del país, asistieron el Presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén y autoridades de los tres poderes del Estado.
Profundamente conmovido, asistió también el hermano del Beato, Santos Gaspar Romero Galdámez, quien escuchó atentamente lo que se dijo sobre su hermano y la importante huella que ha dejado en la historia del país y la Iglesia.
En su homilía, el Cardenal Ezzati, hizo un recorrido por la vida de Mons. Óscar Arnulfo Romero, recordando algunos pasajes característicos de su vida que lo llevaron finalmente convertirse en sacerdote y más tarde luchar por los derechos de los más pobres y oprimidos. «Al conocer más de cerca la pobreza de los campesinos, toma conciencia de que no basta acompañar a los más pobres. Comprendió el dolor de los más pobres y excluidos como su camino. El fuego de Dios incendió el corazón del Arzobispo y venciendo su timidez pasó a ser la «voz de los sin voz», apuntó el enviado del Papa.
«El Papa ha tenido la bondad de enviarme como su Legado personal, para representarlo en este acontecimiento eclesial que los convoca en este día de júbilo. Uds. saben tanto como yo, que él tiene un afecto muy grande por esta tierra «que lleva e nombre del Divino Salvador», y saben también, de su reiterado deseo de que el martirio de Mons. Romero no deje de dar frutos abundantes de comunión eclesial, de reconciliación y solidaridad entre los salvadoreños, a fin de edificar una sociedad justa y noble. Mucho es lo que Uds. han sufrido; difíciles las circunstancias que tienen que seguir enfrentando. Es demasiado valiosa la vida de cada salvadoreño como para no superar la violencia homicida con «la violencia del amor». En esta esperanzada lucha por la vida, el Papa está con ustedes, los exhorta a humanizar y a compartir con equidad el desarrollo de su país y les envía su bendición apostólica», señaló.
Quiénes como Mons Romero entran en la vida de Jesús, saben que el martirio continúa, no es solo la bala asesina que penetró su corazón, es la daga y la espada de la incomprensión, el rechazo y la injusticia. Por eso, podemos decir que Romero es el «mártir de la esperanza». Porque creo que lo es para los más pobres de nuestro continente, para los que luchan por la justicia y la igualdad, lo es para los que ya lo llaman «San Romero de América».
El Cardenal Ezzati finalizó su homilía citando palabras de Romero: señaló que: «El martirio es una gracia de Dios que no creo merecer. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea semilla de libertad y señal de que la esperanza será pronto una realidad…Si llegaran a matarme, perdono y bendigo a quienes lo hagan».
Fuente: iglesia.cl