Christian Ipanaqué Quispe* .- Las Lomas costeras son ecosistemas endémicos, únicos en el mundo, que están presentes solo en Perú y Chile. Estos «oasis» que se forman en el desierto costero peruano son de carácter estacional puesto que se dan durante el invierno (entre los meses de junio y octubre) producto de la neblina que proviene del mar y que posteriormente, por los vientos alisios, chocan con las laderas de los cerros para convertirse en lo que es todo un espectáculo de vida.
Las Lomas de Lima llegan a alcanzar una superficie de 20 mil hectáreas, distribuidas en 19 de sus 43 distritos (y hasta 70 mil hectáreas por la presencia del Fenómeno «El Niño») y brindan diversos beneficios a la ciudad (servicios ecosistémicos) como la captura de agua de neblina, purificación del aire, polinización, un banco genético de especies silvestres de plantas cultivadas como son la papa, el tomate, la oca, la quinua y la caigua. Además, es hábitat de diferentes especies de flora (como la emblemática flor de Amancaes) y fauna lo cual permite desarrollar actividades como el ecoturismo.
No obstante, el presente de este pedazo del Edén es muy preocupante. La principal amenaza de las Lomas de Lima es el crecimiento urbano descontrolado que se expresa en invasiones y tráfico de terrenos que en los últimos años viene afectando considerablemente al ecosistema.
Es tan grave la situación que zonas de Lomas como Amancaes (Rímac), Mangomarca (San Juan de Lurigancho), Pamplona (San Juan de Miraflores), Collique (Comas), Bella Durmiente (Independencia), Retamal y Manchay (Pachacámac) están en serio riesgo de desaparecer en solo pocos años.
Lo complejo es que por su alto riesgo sísmico y por el muy alto porcentaje de humedad (hasta 100% durante el invierno) lo cual ocasionaría con mayor frecuencia enfermedades respiratorias, las Lomas no son lugares aptos para vivir y pese a ello los traficantes ocupan este territorio para luego lotizarlos y ofrecerlos a familias que necesitan vivir en la ciudad para de alguna forma mejorar su calidad de vida.
Lamentablemente, ante este preocupante panorama, no ha habido una respuesta eficaz o un compromiso firme por parte de las autoridades metropolitanas, ni de los municipios distritales, ni del sector Ambiente. Tal parece que se le está dando la espalda a las Lomas y a sus guardianes.
Es por ello que, en el contexto de las últimas elecciones municipales y regionales realizadas en 2018, la organización Centro Urbes lanzó la campaña «#SalvemosLasLomas» (http://www.centrourbes.org/salvemoslaslomas/), una iniciativa cuyo fin fue dar a conocer a la ciudadanía la importancia de las Lomas y posicionar en la agenda de las y los candidatos al municipio metropolitano y a los distritos «lomeros» la conservación de las mismas. A la convocatoria de Centro Urbes se han sumado distintas organizaciones sociales, ambientales y eclesiales.
Asimismo, y motivados por el llamado de Francisco a salvar la Creación, la Comisión de Ecología de la Diócesis de Lurín ha venido realizando diversas intervenciones como charlas, exposiciones, jornadas de oración y peregrinaciones a las Lomas para motivar a las comunidades parroquiales a comprometerse con la desafiante realidad socioambiental de Lima Sur.
Finalmente, el pedido a la ciudadanía es a conocer las Lomas de Lima, conectarse con la naturaleza, disfrutar de un hermoso mirador natural durante el verano, de la hermosa y variada biodiversidad en el invierno y especialmente, a reconocer y valorar la labor de muchos hombres y mujeres en pos de la conservación del ecosistema terrestre más importante para 10 millones de personas.
¡Salvar las Lomas es defender la vida! #SalvemosLasLomas
* Christian Ipanaqué Quispe. Coordinador de la Comisión de Ecología y Cuidado de la Creación de la Diócesis de Lurín – Lima Sur
La Periferia es el Centro. Escuela de Periodismo – Universidad Antonio Ruiz de Montoya.