“Ante la violencia carcelaria sin tregua, asumamos compromiso social” es el título de un artículo firmado por el Obispo de Puyo, Monseñor Rafael Cob, en el que advierte que «El problema es grave para el gobierno y para todo el país».
El texto, del que se hace eco el episcopado ecuatoriano, responde a la masacre reciente en la penitenciaría de Guayaquil, registrada la noche del viernes 12 y madrugada del pasado sábado, que dejó un saldo trágico de 68 privados de la libertad asesinados y otros 25 heridos.
En el artículo de monseñor Cob se hace un clamoroso llamado para que el Estado adopte urgentes políticas contra el narcotráfico y bandas criminales. “No entendemos cómo se puede llegar a estos extremos y que un gobierno no pueda hasta hoy cortar y parar esta violencia, que tanto dolor y muerte está produciendo en nuestro país”, se dice.
Según advierte, las causas de la violencia “inhumana y sádica” es “el narcotráfico, que mueve a las bandas rivales existentes dentro y fuera de la cárcel” y que la raíz de esta violencia es el “dios dinero que mueve los hilos de tanta gente de todos los estratos sociales, ricos y pobres”.
“Cuando el ser humano ha perdido la conciencia de no respetar el primer derecho sagrado, como es la vida humana de un ser semejante a él, cuando se ve al otro como el enemigo al que hay que odiar y eliminar porque amenaza mi territorio, se enciende la espiral de violencia, fuego que parece imposible apagar”, apunta el obispo de Puyo.
Ante esta realidad, el prelado considera necesario que la sociedad debe reflexionar, tomar conciencia y no conformarse “con decir que el gobierno es el responsable del orden en las cárceles”, ya que es también una responsabilidad que debe ser afrontada como ciudadanos.
“¿Qué hacemos para que haya menos presos, en las cárceles? ¿Para que haya menos violencia en las calles y en las familias?, ¿Para que haya menos droga entre los jóvenes y adultos, en los colegios y en las calles? ¿Qué hacemos como padres y educadores para que haya más prevención del consumo de droga y vicios, que haya educación en valores para los jóvenes y niños?”, se pregunta monseñor Cob.
En el artículo, monseñor Cob insiste en que hay que pasar de los reclamos, protestas o eslóganes y unirse para construir un pueblo que mire por el bien común antes que el propio, que no permita el soborno y la corrupción y que denuncie cuando son violadas las leyes en contra del abuso y los derechos de los más vulnerables.
A continuación, el texto íntegro del artículo de Monseñor Rafael Cob
ANTE LA VIOLENCIA CARCELARIA SIN TREGUA, ASUMAMOS COMPROMISO SOCIAL.
«El problema es grave para el gobierno y para todo el país»
Por Mons. Rafael Cob *
Este fin de semana los titulares que llenaron la prensa fueron dos noticias “Masacre de la cárcel del litoral en Guayaquil”. Donde vuelve a repetirse la matanza entre presos de bandas que esta vez se salda con 68 muertos y 25 heridos.
Esta violencia que no acaba en las cárceles del Ecuador y concretamente la de Guayaquil, donde el control de la misma no lo tiene la policía en su interior sino los propios presos algo muy grave ha sucedido, y la causa que todos coinciden es el narcotráfico, que mueve a las bandas rivales existentes dentro y fuera de la cárcel.
Violencia inhumana y sádica, se apodera de las mentes de delincuentes y reos, violencia que rebasa todos los límites que el ser humano puede imaginar y la raíz de esa violencia ¿cuál es? El dios dinero que mueve los hilos de tanta gente de todos los estratos sociales, ricos y pobres.
No entendemos cómo se puede llegar a estos extremos y que un gobierno no pueda hasta hoy cortar y parar esta violencia, que tanto dolor y muerte está produciendo en nuestro país.
Cuando el ser humano ha perdido la conciencia de no respetar el primer derecho sagrado, como es la vida humana de un ser semejante a él, cuando se ve al otro como el enemigo al que hay que odiar y eliminar porque amenaza mi territorio, se enciende la espiral de violencia, fuego que parece imposible apagar.
El problema es grave para el gobierno y para todo el país. No podemos dar treguas o estados de excepción provisional, son políticas de estado las que tienen que aplicarse con urgencia y prioridad por encima de otros problemas económicos o sociales, la vida y la paz es lo primero para la vida de un pueblo.
Es importante que la conciencia social de un pueblo reflexione sobre la situación y no nos conformemos con decir que el gobierno es el responsable del orden en las cárceles, si puede ser responsable, pero ello no nos quita a todos, a que asumamos también como ciudadanos nuestra responsabilidad, ¿qué hacemos para que haya menos presos, en las cárceles?, ¿para que haya menos violencia en las calles y en las familias?, ¿para que haya menos droga en los jóvenes y adultos, en los colegios y en las calles? ¿Qué hacemos como padres y educadores para que haya más prevención del consumo de droga y vicios, que haya educación en valores para los jóvenes y niños?
Nadie dijo que era fácil luchar contra el mal, y más cuando este mal está envuelto por la coraza del narcotráfico, que, llevado por la ambición del dinero y el poder, lleva a la violencia y a la guerra sin cuartel, a una conducta humana sin ética ni moral, donde la conducta humana no tiene barreras ni leyes, para alcanzar su objetivo, eliminar al adversario que estorba.
Hay muchos eslóganes que la masa de gente puede gritar en las marchas y protestas, eslóganes que muchos se quedan en eso, gritos al aire. Ej. ¡¡el pueblo unido jamás será vencido!! etc., pero si del grito pasáramos a realizar esos eslóganes, y nos uniéramos todos a construir un pueblo que miramos por el bien común antes que el propio, que nos preocupamos de cuidarnos unos a otros, diciéndonos los peligros que corremos cuando nos metemos por caminos que llevan a la violencia y a la muerte, si con valentía no permitimos el soborno y la corrupción y denunciamos cuando son violadas las leyes en contra del abuso y los derechos de los más vulnerables.
Que Dios que nos juzgará a todos si le hemos amado en el prójimo, nos de la sabiduría y la fortaleza para no pasar indiferente ante el que sufre violencia.
Eso es asumir compromiso social en defensa de la vida y el bien común.
* Obispo Vicario Apostólico de Puyo, Mons. Rafael Cob