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07 agosto 2021

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Evangelio Dominical: Pan de vida

Evangelio Dominical: Pan de vida

Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama el décimo noveno Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B, correspondiente al domingo 8 de agosto de 2021.  La lectura es tomada del Evangelio según San Juan 6, 41-52

 

“Yo soy el pan de vida”

 

¿Cómo se presenta hoy Jesús?

 

Es llamativo el número de imágenes, que utiliza directamente Jesús para presentarse ante nosotros. Por ejemplo, se dice a sí mismo: “Yo soy el Buen Pastor”. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, etc. Se presenta como Maestro, profeta, Hijo de Dios…

 

Pero hoy Jesús quiere que lo veamos como PAN. Pero es un pan especial: “Yo soy el Pan bajado del cielo”, “Yo soy el pan de vida” (6:35), “Yo soy el pan vivo” (6:51). Es decir:

 

  • PAN que satisface lo que ningún otro puede satisfacer.
  • PAN que nos ayuda a seguir luchando.
  • PAN que da Vida a nuestra vida pequeña y rutinaria,
  • PAN que vivifica y renueva nuestras fuerzas,
  • PAN vivo que ha vencido nuestras muertes,
  • PAN vivo que nos colma de Vida.

 

Este “pan vivo” se parece al “agua viva”, que Jesús ofreció a la samaritana (4:10).

 

Hay otra frase que repite mucho Jesús: “Yo soy”. ¿Por qué lo repite tanto?

 

En realidad ése es el nombre de Dios. Cuando Moisés le preguntó a Dios en la zarza por su nombre, Dios contestó, “Así dirás á los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado” (Éxodo 3:14).  He aquí algunos ejemplos más del uso de ‘Yo soy’:

 

– “Yo soy la resurrección y la vida” (11:25); “Yo soy la luz del mundo” (8:12; 9:5).
– “Antes que Abraham fuese, Yo soy” (8:58); “Yo soy la puerta de las ovejas” (10:7).
– “Yo soy la puerta” (10:9); “Yo soy la vid verdadera” (15:1).

 

“La frase ‘Yo soy’ indica que Jesús es el centro de nuestra vida, que todos nuestras necesidades espirituales y los deseos humanos se cumplen en él. El mejor regalo que recibimos de Jesús es su propio Cuerpo en la Eucaristía y en la Comunión.

 

¿Cómo reaccionan los judíos ante la frase: “Yo soy el pan del cielo”?

 

Algunos de sus oyentes apenas pueden contenerse cuando Jesús declara que Él es el “pan de vida” (v. 35) y que “ha descendido del cielo” (v. 38). Comenzaron a criticarle:

 

-“¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre?”

 

Y piensan que Él es un pobre muchacho pretencioso, pero tan ignorante como los demás del pueblo. Pero Jesús les dice:

 

-“No critiquen. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado”.

 

Y la palabra “atraer” casi siempre implica algún tipo de resistencia.  Representa la acción de tirar de una red llena de peces hacia la orilla (Juan 21:6, 11). Dios atrae a los hombres, pero el hombre puede resistirse hasta inutilizar el tirón de Dios.

 

De forma que dependemos absolutamente de Él.

 

La iniciativa de la salvación y de seguir a Jesús es de Dios:

 

-“No es que ustedes me hayan elegido, sino que yo les elegí a ustedes”.

 

¿Cuál es la comida de la que guardas un buen recuerdo?

 

Esto sucedió en Francia, después de la II Guerra Mundial.

 

Alguien hizo esa pregunta en una reunión, y un hombre se levantó y dijo:

 

  • “La mejor comida que yo he hecho a lo largo de toda mi vida fue durante la segunda guerra mundial después de una noche de batalla. Subí a trompicones la colina y allí vi a una mujer de la Cruz Roja con su carrito en un campo lleno de barro. Estaba repartiendo pan y café frío. Cuando me lo dio, sonrió.

 

Después de lo que había sufrido aquella noche, ese momento fue para mi la mejor comida de toda mi vida.> (Félix Jiménez, escolapio).

 

De mis Eucaristías quizá la más memorable fue la Primera Comunión y las relacionadas con acontecimientos importantes de mi vida: retiros, boda, votos, Ejercicios Espirituales, Confesión general, Confirmación, etc. En ellas nos alimentamos con el Pan de la vida, bajado del cielo.

 

¿Qué es el pan para ti?

 

Para mí el pan es alimento, satisfacción, familia, comunidad, comida, recuerdo, vida, comunión…

 

En la Primera Lectura del domingo de hoy, Elías, cansado de andar por el desierto, sintió deseos de morir. Pero Dios le dice: “Levántate y come”. Elías durmió, y al despertar, Dios le volvió a decir: “Levántate y come”. Elías comió y bebió. Y con la fuerza de aquel alimento, caminó 40 días y 40 noches hasta el monte Horeb, el monte de Dios.

 

Así es el pan de Dios. Todo eso es la Eucaristía, la cena del Señor.

 

Jesús compara este pan vivo con el maná. ¿Cuál era mejor?

Los israelitas se lamentaban de que no tenían suficiente comida en el desierto, y le pedían a Dios que les enviara comida. Y Dios se la dio: todas las mañanas aparecían en el campo los granos de maná, que los israelitas recogían y comían durante el día. Lo llamaban ‘maná’, que significa: ”¿Qué es eso?”. Porque eso fue lo que dijeron los israelitas al verlo en la mañana en el campo: “¿Qué es eso?” Y esto ocurrió durante 40 años. Quitaba el hambre, alimentaba, mantenía la vida física, pero era por un tiempo. Llegaba un día en que los israelitas morían uno tras otro. El maná no era el pan verdadero del cielo.

 

En cambio, el pan verdadero de Dios da la vida eterna (véase 3:16). Y se la da al mundo entero – no solo a Israel.

 

Dios da el verdadero pan del cielo. Pues el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da la vida al mundo” (vv. 32-33)”.

 

El comer este pan es garantía de vida eterna. El evangelio de hoy domingo lo dice hasta cuatro veces. Éstas son sus frases:

 

  • “El que coma de este pan, vivirá para siempre”.
  • “Y yo lo resucitaré en el último día”.
  • “Éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera”.
  • “De cierto, de cierto les digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (v. 47).

 

La recompensa por creer es la vida eterna (v. 47).

 

Y es imposible saber ahora qué clase de placeres y deleites tendremos en el cielo. Pero esto sí es claro: todos ellos vendrán como consecuencia de ver y estar con Dios.

 

José Martínez de Toda, S.J. (martodaj@gmail.com)