Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama en el décimo quinto domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B, correspondiente al domingo 11 julio 2021. La lectura es tomada del Evangelio según San Marcos 6, 7-13
“Y los fue enviando de dos en dos”
Si Jesús sabía que iba a morir pronto, ¿cómo preparó a quienes pudieran continuar su obra?
<El gran músico Puccini compuso varias óperas famosas. Pero en 1922, cuando está escribiendo Turandot, se le declaró un cáncer mortal. Puccini dijo a sus discípulos:
-«Si yo no termino esta ópera, quiero que ustedes, mis discípulos, la terminen por mí».
Poco después moría. Sus discípulos pusieron manos a la obra y cuatro años más tarde, en 1926, la ópera Turandot se estrenaba en Milán. La ópera comenzó y funcionó a la perfección. Pero, cuando terminó el último trozo de la parte de Puccini, el director de la orquesta se detuvo, se dirigió al público y llorando dijo:
- «Hasta aquí el trabajo del maestro».
Un gran silencio embargó el teatro. Pero el director enarbolando la batuta, y entre lágrimas y sonrisas, exclamó:
– «Y aquí comienza el trabajo de sus discípulos». Y continuó la ópera hasta el final>
Jesús hace como todo líder sabio, perspicaz y realista: prepara su equipo, sus seguidores. Jesús no piensa eternizarse como líder. No quiere hacerse ‘el imprescindible’. Quiere dejar su puesto a otros. ¿Cómo los prepara?
1) Primero: hace que los discípulos estén con Él, que se sientan a gusto con Él, que tengan confianza en Él, que se sientan aceptados por Él. No se trata de aprender las cosas por un libro, sino de identificarse con Él, vivir como Él. Así se asimila y se aprende mejor su mensaje.
2) – Segundo: «Jesús los envió» como en plan de prueba. No es una iniciativa de los discípulos. La palabra “apóstol” significa “enviado.”
3) – Tercero: Los envía de dos en dos.
¿A qué los envía Jesús?
Los apóstoles se ponen a hacer estas dos cosas:
- Predicar la conversión. También Él comenzó su predicación diciendo: “¡Conviértanse!” (cf. Marcos 1, 15) a los valores de la solidaridad, paz, amor, ayuda mutua, alegría, colaboración.
2) Curar enfermos. “Ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”. En aquella cultura se valían de las cualidades fortalecedoras y curativas del aceite.
¿Qué recomendaciones les da Jesús?
-No les da poder sobre las personas que irán encontrando en su camino, sino sobre los espíritus inmundos. Tampoco él ha utilizado su poder para gobernar sino para curar.
Jesús está pensando en un mundo más sano, liberado de esclavitudes que deshumanizan, aliviando el sufrimiento de las gentes, haciendo crecer la libertad y la fraternidad.
-El Maestro los envía pobres, “ligeros de equipaje”: sólo con un bastón, con sandalias y con una túnica sola. Los envía como caminantes e itinerantes. Nunca instalados. El báculo de Jesús no es para mandar, sino para caminar.
No llevarán «ni pan, ni alforja, ni dinero». No han de vivir obsesionados por su propia seguridad. Llevarán consigo algo más importante: el Espíritu de Jesús, su Palabra y su Autoridad para humanizar la vida de las gentes.
¡Dios proveerá! Empezar una travesía sin provisiones es un profundo acto de fe.
Vestirán como los demás. Su vida será signo de la cercanía de Dios a todos, sobre todo, a los más necesitados.
Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte en cruz, nos propuso un estilo de vida austero que nos enriquece con su pobreza.
¿Es fácil cumplir la misión que nos encomienda Jesús?
No tanto. Surgen problemas y rechazos. Puede ser que no nos acojan ni reciban.
Así le ocurrió a Él mismo, a los profetas del Antiguo Testamento y a los mismos Apóstoles. Precisamente la Primera Lectura de la Eucaristía de hoy (Amós 7, 12-15) nos habla del profeta Amós, el llamado “profeta de la justicia social”: cómo fue rechazado por sacerdotes, políticos y aristócratas.
La iglesia no es un club privado de quienes se reúnen para pasarlo bien, sino un grupo de creyentes, llamados a ser testigos de la fe en Cristo y del amor de Dios, en un mundo cada día más pagano y lleno de injusticias.
¿Por qué los envía de dos en dos?
1) Primero: Un compañero da fuerza – “Porque si cayeren, el uno levantará á su compañero: mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante” (Eclesiástico 4:10).
2) Segundo: La compañía de una segunda persona da credibilidad. El Deuteronomio (15:19; 17:6 y 19:15) requiere dos o tres testigos para poder culpar a una persona de un crimen, porque un solo testigo puede más fácilmente equivocarse. Y aunque de ellos sólo hablara uno, el otro debía estar presente, a su lado, para confirmar su testimonio y así darle validez. Esta práctica se aplicó a otros campos.
¿Tenemos garantía de éxito?
Como hizo con los discípulos, también nos envía a nosotros. En realidad somos muy poca cosa. Pero la segunda lectura de hoy (cf. Efesios 1, 3-14) nos dice que, por iniciativa de Dios, somos hijos de Dios. Esto es lo más grande. Y nos ha elegido para realizar su Plan. Con él haremos maravillas.
El plan de Dios sobre la humanidad y el mundo no es su destrucción, sino llenarlo de amor. Es elevar estas realidades terrenas al vértice de su plenitud. Es lo que S. Pablo llama ‘recapitular todas las cosas en Cristo’.
Y a nosotros sólo nos queda darle gracias a Dios. La acción de gracias ocupó un puesto muy importante dentro de la oración de Jesús. Los sabios de Israel decían que en el mundo futuro sólo quedará la acción de gracias. Ya no será necesario pedir perdón ni suplicar favores ni confesar pecados. Delante de Dios sólo tendremos una oración de gratitud.
Esto es precisamente lo que significa ‘Eucaristía’ = acción de gracias.
José Martínez de Toda, S.J. (martodaj@gmail.com)