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En memoria de los Mártires de la UCA, 28 años después

San Salvador.- En la madrugada del 16 de noviembre de 1989, seis jesuitas y dos de sus colaboradoras fueron asesinados en su casa, contiguo al campus de la Universidad Centroamericana, UCA, de San Salvador. Sus rostros y cerebros fueron despedazados como animales que se destazan sin piedad, es una realidad a la que nada ni nadie puede quitar el horror. Y a la vez son ocho vidas bendecidas porque hicieron el bien sin tranzar con la barbarie, la violencia y el derroche capitalista.

El Padre Ignacio Ellacuría lo dijo de la manera más espléndida: el planeta jamás tendrá futuro digno si las sociedades se esmeran en asemejarse al derroche y al consumo de la sociedad norteamericana. El futuro sólo será posible a partir de una civilización de la pobreza y la solidaridad. Y por promover estas ideas y buscar su concreción histórica en El salvador, los jesuitas fueron masacrados.

Los jesuitas dejaron su huella indeleble en Centroamérica: por muy hondos y polarizados que sean los conflictos, y por muy antagónicos que sean los actores confrontados, las respuestas de fondo sólo se pueden encontrar desde negociaciones entre las partes en conflicto y desde acuerdos concertados entre las partes. A los jesuitas los mataron por el rechazo a la violencia y por sus propuestas de paz en medio del más cruento de los conflictos.

En los comienzos de la Iglesia, los santos padres no dudaron en decir que cualquier cosa podía reformarse o cambiarse en la liturgia, menos la memoria de los mártires. Monseñor Pedro Casaldáliga dice que los mártires son tesoros del pueblo, y que un pueblo que olvida a sus mártires no merece llamarse pueblo. Un mártir es testigo de la fe, es testigo de la Vida, y la Iglesia no sería Iglesia sin la memoria de la sangre de los mártires. Una liturgia sin compromiso con el camino de los mártires, es un rito vacío y repetitivo, sin sentido, puesto que, en el meollo de nuestra liturgia, la Eucaristía, tenemos la presencia viva de Jesús, la ofrenda viva por la salvación del pueblo.

Ya lo dijeron nuestros primeros Padres de la Iglesia en los primeros siglos: los mártires son semilla de cristianos, y cuánto necesitamos hoy esa memoria para que los cristianos y cristianas hagamos de esta nuestra iglesia, fiel y comprometida con la causa de los mártires en la vida de nuestro pueblo pobre. Los Mártires de la UCA son una causa que purifica y alumbra nuestra fe, nuestras vidas y nuestras luchas, y desde los destrozos de sus cuerpos y sus desfigurados rostros, hacen resonar en nuestros corazones las propias palabras del Evangelio: “hagan esto en memoria mía.

Nuestra memoria y homenaje en Radio Progreso a Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Joaquín López y López, Amando López, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Elba Ramos, Celina Ramos. Su sangre es un aguijón para revisar nuestra fe y nuestros compromisos.

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Editorial de Radio Progreso, Honduras