“Gran importancia cobra hoy la práctica del deporte, porque puede favorecer en los jóvenes la afirmación de valores importantes como la lealtad, la perseverancia, la amistad, la comunión y la solidaridad”. Juan Pablo II: Jubileo de los Deportistas, 2000.
Coincidiendo con Juan Pablo II -el Papa deportista- como fue reconocido, el deporte es un ejemplo de unión, encuentro, solidaridad, fraternidad, diálogo, esfuerzo y trabajo colectivo e individual, de recia disciplina, sueños, utopías, triunfos y derrotas, de temple, salud, bienestar, coordinación, estrategias y tácticas, de objetivos y metas claras.
El deporte, tanto en lo físico como en lo espiritual, es una forma de vida que permite descubrir la vitalidad del trabajo en equipo, la fortaleza de la unidad, la grandeza de la colaboración mutua, la eficacia de la solidaridad y la autodisciplina.
El deporte es un formidable campo de entrenamiento en el camino diario, donde no solo se requiere capacidad técnica, sino también esfuerzo, preparación y determinación, paciencia y aceptación de las derrotas, espíritu de equipo y voluntad de trabajar con los demás.
«Hay algunos deportes que se denominan «individuales»; sin embargo, siempre ayudan a poner en contacto a las personas, a crear relaciones incluso entre personas diferentes, a menudo desconocidas, que, a pesar de proceder de entornos distintos, se unen y luchan por un objetivo común. Son dos cosas importantes: estar unidos y tener un objetivo», señaló hace poco el Papa Francisco.
Cuando hacemos deporte en equipo, nadie se queda fuera ni excluido, cada uno cumple su función, ninguno se aprovecha de los demás ni engaña ni es prepotente ni abusa de su posición. Todos estamos dispuestos a caminar hacia un mismo destino. También significa tender la mano a los que han caído o sufrido una falta; no denigra a los oponentes, sino los trata con igualdad. Trabajar en equipo significa apoyo y comprender que la competencia no puede comenzar en solitario.
«¡Los grandes objetivos, en el deporte como en la vida, los logramos juntos, en equipo!», destaca el Papa Francisco, lo que se puede aplicar a todas las actividades humanas, en cualquier situación y circunstancia. Somos seres en relación, en comunidad. El individualismo nos impide desarrollarnos y somete a los pueblos a la pobreza, la injusticia, la guerra, la corrupción, la impunidad… y con prepotencia, arrogancia, egoísmo, soberbia, sólo logramos sumergirnos, como humanidad, en un círculo perverso que cada día nos inunda de muerte física y espiritual.
El deporte «es una medicina para el individualismo de nuestras sociedades, que a menudo genera un ‘yo aislado y triste’, haciéndonos incapaces de jugar en equipo y de cultivar la pasión por algún buen ideal», propone el Papa Francisco.
Nuestro país conoce la fatiga, el cansancio, la decepción, sin embargo, cada día vive también con la esperanza de salir adelante, vencer los miedos, reconocer los límites y luchar por una realidad más justa y solidaria.
Si caminamos juntos y unidos, eliminaremos la discriminación, la corrupción, la injusticia y quedarán atrás las agendas personales y de grupo, y serán prioridad los más desposeídos. Que nadie pueda vivir tranquilo mientras haya un ecuatoriano sin trabajo, sin vivienda, sin educación, sin acceso a servicios básicos. Si dejamos atrás la queja y la protesta injustificada, podremos laborar hasta alcanzar una «vida plena para todos». Ecuador es nuestro equipo.
Carta semanal de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe