Bogotá, Colombia.- «Lideramos la vida» es el lema de la campaña que están promoviendo Cáritas Colombia, junto con el Fiscalía General de la República, USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo internacional), la Organización Nacional Indígenas de Colombia, la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes), con otras organizaciones de la sociedad civil y con los medios de comunicación, como Caracol TV, Blu Radio y El Espectador. La iniciativa busca dar visibilidad a los líderes sociales en todo el país y protegerlos frente a la violencia que ha cobrado la vida de al menos 311 líderes sociales en el período que va del 1 de enero de 2017 al 30 de junio de 2018, según los registros de la Defensoría del Pueblo (ombudsman) de Colombia.
Los crímenes se han incrementado después de la firma de los acuerdos de paz con las Farc, porque los territorios anteriormente ocupados por la guerrilla ahora son «tierra de nadie», a merced de la lucha entre organizaciones criminales. «Estamos sintiendo el impacto del asesinato de nuestros líderes sociales», dijo mons. Héctor Fabio Henao, Presidente de Caritas Colombia y del comité nacional del Consejo de Paz, en una transmisión en vivo en las redes sociales.
Para Monseñor Henao, en una sociedad que ha sufrido un conflicto tan largo «se reducen el sentido de la humanidad, la capacidad de ponerse en contacto con el sufrimiento y la solidaridad». Por eso los líderes comunitarios son «personas claves que asumen con gran generosidad las necesidades concretas de las comunidades a las cuales se entregan en cuerpo y alma», gracias a su sentido de pertenencia y de identificación, dijo.
Dichos líderes son también indispensables para la cohesión del tejido social: «Observo que no existen comunidades reales allí donde las personas se comunican solo a través de las redes sociales». «Las sociedad necesita líderes en todos los campos y de aquellos que tienen por bandera los derechos sociales», tales como el acceso a agua, a la tierra o a las vías de comunicación. «Ellos representan una búsqueda permanente de alternativas de vida posible para las personas más vulnerables», agregó mons. Henao. El prelado destacó además la necesidad de «comunidades protectoras», que identifiquen «los puntos débiles de exposición a los riesgos» y establezcan protocolos de autoprotección personal y comunitaria, como un antídoto a la violencia. Una solución aún más eficaz es construir un «liderazgo comunitario», factible sólo cuando se persigue la cohesión de la comunidad. «Así no será una persona a tirar a las otras, sino todo un colectivo que debate sobre las problemáticas, reflexiona, busca soluciones y se propone metas».
De este modo será inútil la eliminación física de una persona, porque no habrá líderes solitarios. También es fundamental el contacto con las autoridades promovido por Caritas y por el Consejo de Paz, «ya que se han tomado medidas de seguridad que no se conocen». En este sentido, mons. Henao pide un esfuerzo «mucho mayor» al Estado para que estas normas se apliquen localmente.
Acerca de la suspensión de las conversaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla ELN hasta la toma de poder del nuevo Ejecutivo, mons. Henao admitió que la noticias es preocupante, sobre todo porque no se ha conseguido el alto el fuego. Sin embargo, él conserva la esperanza y reafirma la necesidad de «seguir trabajando para resolver la situación mediante el diálogo».
Fuente: Agencia Fides