Ciudad del Vaticano.- «Es necesario que nos empeñemos con oración insistente y con todas nuestras fuerzas, en superar los obstáculos todavía existentes, intensificando el diálogo teológico y reforzando la colaboración entre nosotros, sobre todo en el servicio a quienes sufren mayormente y en la custodia de la creación amenazada», expresó el Papa Francisco a los 23 integrantes de la delegación ecuménica de la Iglesia Evangélica en Alemania, recibidos en audiencia en la mañana de este lunes, 6 de febrero, en el Vaticano.
En un rico discurso Francisco dio inicialmente la bienvenida los representantes de la Iglesia Evangélica en Alemania, manifestando su alegría porque el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, el card. Marx, acompañara a la delegación, indicando el gesto como «fruto de una colaboración de largo tiempo y expresión de una relación madurada a través de los años».
El Santo Padre calificó asimismo como significativo que «en ocasión del 500° aniversario de la Reforma, cristianos evangélicos y católicos aprovechen la ocasión de la conmemoración común de los eventos históricos del pasado, para poner nuevamente a Cristo al centro de sus relaciones». Recordando que lo que animaba a los Reformadores era «indicar el camino hacia Cristo» el Pontífice subrayó que es precisamente esto «lo que debe importarnos también hoy, después de haber emprendido, gracias a Dios, un camino común».
«Este año de conmemoraciones – dijo después el Papa refiriéndose al año de conmemoraciones iniciado en otoño pasado en diversas localidades de Alemania – nos ofrece la oportunidad de cumplir un ulterior paso hacia adelante, mirando al pasado sin rencores, pero según Cristo y en comunión con Él, para proponer a los hombres y mujeres de nuestro tiempo la novedad radical de Jesús, la misericordia sin límites de Dios: precisamente – destacó – lo que los Reformadores en su tiempo querían estimular».
Recordando cómo la llamada de los Reformadores suscitó en aquel entonces eventos que llevaron a divisiones entre cristianos, Francisco dio gracias a Dios porque hoy «finalmente despojados de todo lo que nos estorba, fraternalmente «corramos resueltamente al combate que se nos presenta, fijando la mirada en Jesús», (cfr. Hebreos 12, 1-2).
El Pontífice recordó luego el común gesto de penitencia y de reconciliación que tendrá lugar próximamente, es decir, la función ecuménica titulada: «Sanear la memoria, testimoniar a Jesucristo». «Con este signo – afirmó – y con otras iniciativas ecuménicas previstas este año – como el peregrinaje a Tierra Santa – ustedes tienen el ánimo de dar una configuración concreta a la Fiesta de Cristo, que en ocasión de la conmemoración de la Reforma, piensan celebrar juntos».
«Para el futuro – agregó el Obispo de Roma – deseo confirmar nuestra llamada sin retorno a dar testimonio juntos del Evangelio y a continuar en el camino hacia la plena unidad. Haciéndolo juntos – agregó – nace también el deseo de ir más allá, en nuevos recorridos». «La llamada urgente de Jesús a la unidad nos interpela, como también la entera familia humana, en un periodo en el cual experimenta graves laceraciones y nuevas formas de exclusión y de marginación. También en esto es grande nuestra responsabilidad».
Fuente: Radio Vaticana