El Coronavirus llegó al Ecuador, probablemente para quedarse y para poner a prueba nuestra capacidad de unirnos, nuevamente, para vencer un enemigo común, el COVID-19. En esta primera etapa de contagio, es fundamental que como sociedad actuemos unidos, si no colapsará al sistema sanitario y hospitalario.
Tenemos la oportunidad de demostrar, con acciones concretas, nuestro amor al prójimo. Simplemente si nos quedamos en casa estamos amando al prójimo, protegiendo al hermano de aquí y de allá, y de paso nos estamos protegiendo nosotros mismos. Además, como dice Francisco: En estos días difíciles podemos volver a descubrir aquellos pequeños gestos concretos de proximidad hacia las personas más cercanas a nosotros… Son gestos importantes, decisivos.
Si sabemos vivir así estos días no se desperdiciarán (18/03/2020). Es momento de Quedarnos en casa, con la familia y sus valores, de encontrarnos en los ojos del que vive conmigo, de volver a conversar franca y largamente, de fortalecer nuestra mente, nuestro corazón y nuestro cuerpo al calor de la alegría y la comunicación familiar para enfocarnos en aquello que es verdaderamente importante: compartir el amor. Quedándonos en casa, cuidamos y protegemos a los más vulnerables: nuestros padres y abuelos, así como a las personas con patologías subyacentes, para quienes debemos orientar nuestra atención y preocupación.
Es el momento de la solidaridad efectiva y concreta. Con nuestra profunda vocación humana y cristiana, debemos velar por aquellos hermanos que están enfermos y sus familias, los desprotegidos por la inequidad y la injusticia, debemos organizarnos para cuidar a los indigentes, a los desempleados, a los migrantes, a los que carecen de un centro de salud cercano… a todos quienes por nuestro descuido les puede costar la vida. En esta batalla, que solamente juntos la venceremos, nuestra primera línea de defensa son los médicos, enfermeras y servidores de la salud: el ejército que nos está atendiendo y a quienes debemos reconocer, apoyar y agradecer. Los hospitales son más importantes que cualquier poder, tecnología o arma de guerra de última generación, por lo que debemos apoyarles y dotarles de todo lo necesario para que atiendan pronta y eficientemente a los enfermos.
Como hijos de Dios, como creyentes, como cristianos, como hermanos en Cristo Jesús, estamos para amarnos incondicionalmente, para cuidarnos mutuamente, para apoyarnos y protegernos, para solidarizarnos, para unirnos y respaldarnos. Al quedarnos en casa en esta cuarentena, vivimos los grandes valores humanos y cristianos.
Al quedarnos en casa nos solidarizamos con los más débiles y vulnerables. Al quedarnos en casa amamos al prójimo como el Señor Jesús nos ama. A nuestro Ecuador, país de gente buena, valiente, luchadora y solidaria, le llegará, sin duda alguna, el día en que nos abracemos con alegría y sencillez de corazón. Saldremos adelante, fortalecidos en los principios y valores que nos servirán para cambiar las inequidades existentes y convivir con más justicia que antes en un país colmado de Paz.
Comisión Justicia y Paz Ecuador.