Bogotá, Colombia.- En una experiencia de retiro que buscaba sanar las heridas del alma, abrir las puertas del corazón y darse la oportunidad de desarrollar la capacidad de «escuchar al otro», más de 40 periodistas del país se encontraron, durante dos días, con víctimas y ex-victimarios del conflicto armado que ha azotado a Colombia por más de cinco décadas. En el encuentro se promovió el apostolado de la oreja, que se traduce en desarrollar la capacidad de de escucha de las historias de vida «su dolor, su vida misma y presenciar a Dios que concede el perdón y labra caminos de esperanza».
El encuentro fue convocado por la Fundación Víctimas Visibles, con el apoyo de la Arquidiócesis de Bogotá, la Nunciatura Apostólica y la Conferencia Episcopal de Colombia, los asistentes vivieron esta experiencia espiritual denominada ‘Hospital de Campo’.
Estos retiros nacieron inspirados en el pensamiento del papa Francisco en una de sus homilías en Roma, en que la misión de la Iglesia es «curar y cuidar. Algunas veces he hablado de la Iglesia como de un hospital de campaña. Es verdad: ¡Cuántos heridos hay, cuántos heridos! ¡Cuánta gente necesita que sus heridas sean curadas! Esta es la misión de la Iglesia: ¡Curar las heridas del corazón, abrir las puertas, liberar, decir que Dios es bueno, que Dios perdona todo, que Dios es padre, que Dios es tierno, que Dios nos espera siempre…!»
La eucaristía de cierre del retiro estuvo presidida por el Cardenal Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia; también estuvo presente Monseñor Ettore Balestrero, Nuncio de Su Santidad en nuestro país. Los dos prelados compartieron con los participantes y, de manera especial, animaron a los comunicadores sociales y periodistas a ceñirse siempre a la verdad para que sean instrumentos de reconciliación y paz desde el importante rol que desempeñan en la sociedad.
El Hospital de Campo se desarrolla bajo el esquema:
Director: Dios; médicos: sacerdotes que apoyan en el retiro; enfermeros: víctimas del conflicto; camilleros: victimarios, que oran por las almas de las personas a las que hicieron daño; enfermos: todos los que participan.
El método de diagnóstico es el apostolado de la oreja y la medicina es la misericordia.
Fuente: CEC