Vaticano.- Tras 8 años el Episcopado ecuatoriano realiza su visita ‘Ad Limina’, para encontrarse con el Papa Francisco y con los representantes de los distintos dicasterios y congregaciones.
Una visita que inició el 25 y que se extiende hasta el próximo 29 de septiembre. El Secretario General de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y Obispo Castrense del Ecuador, describió así el encuentro mantenido con el romano Pontífice: “Han sido tres horas de encuentro con el padre, con el maestro, con el pastor. Lo tuvimos hace dos años en Ecuador, y ha sido como un continuar ese encuentro”. “El Papa nos ha insistido en que somos una iglesia latinoamericana, el CELAM es el gran motor que anima el trabajo pastoral, estamos en la gran misión y en eso nos tocará seguir empeñándonos: en la misión puerta a puerta, en la misión continental. En ese sentido – explica el Secretario de la CEE – ha sido un revisar nuestros planes, volverlos a restructurar, siempre en esta la línea de cercanía y de respeto a la propia identidad de nuestro pueblo”.
Entrevistado en los estudios de Radio Vaticano le preguntamos, en primer lugar, cuál ha sido la Iglesia que le han presentado al Papa Francisco:
Le hemos contado cada uno la propia experiencia, en la que hay muchas cosas preciosas, pero también muy duras: el pueblo necesita un referente y el referente tiene que ser Jesucristo. Hay que sacar la fe a la vida, a la calle, al trabajo. Hay que demostrar que somos cristianos en el templo, en la parroquia, pero sobre todo en la estructura social. Mostrar que somos cristianos por el estilo de vida que llevamos, porque el Evangelio tiene que verse a través de las acciones cotidianas: ése es el anhelo. Vamos intentando hacerlo a través de pequeñas comunidades con un trabajo fuerte en la catequesis, pero también con un trabajo de cercanía hacia los jóvenes, que son nuestra ilusión. Y también con las familias, especialmente con los más pobres, que son los rostros sufrientes y dolientes del Señor. Le hemos agradecido al Papa por el regalo de la Laudato Sí, que realmente es una bendición y desde donde nos ha iluminado en un camino que hay que irlo concretando.
La región amazónica de Ecuador representa un 48 por ciento del territorio amazónico, y son más de 90 las iglesias de raíces bolivarianas que comparten la selva pan amazónica. El Santo Padre, en otras oportunidades, dijo que anhelaría un sínodo sobre la Iglesia en Amazonía. ¿Se tocó el tema?
Sí. Recordando que también en el encuentro anterior en Ecuador, la REPAM nos llevó bastante diálogo con el Papa. Tenemos varios hermanos obispos, particularmente de los vicariatos apostólicos, que viven esa realidad concreta y sienten todo el sufrimiento de esos pueblos. Y el tema salió ahora, el Papa volvió a insistir con un sínodo propio para ese sector. Estamos empeñados en eso, somos parte de la red Pan amazónica, donde se viene trabajando particularmente en el área de la comisión de la pastoral social. Aunque ahora estamos preocupados y angustiados por las situaciones que hemos vivido últimamente, los terremotos, las inundaciones, los huracanes, pero esto sin olvidar el compromiso que tenemos en la región amazónica con el tema del extractivismo, el tema terrible de esas grandes empresas que han ido succionando no solamente el petróleo, sino también devastando tantos lugares, por lo que los pueblos originarios se han sentido invadidos y desalojados de sus propios territorios, y a los cuales la Iglesia ha siempre sido cercana.
Los vicariatos apostólicos han sido heroicos tratando de hacer iglesias locales, con el anhelo de ministros propios de esas jurisdicciones. Podemos dar gracias a Dios porque ya hay sacerdotes, religiosas, y hermanos laicos de esas etnias que están intentando hacer un camino.
En ese sentido, el Ecuador existen 13 nacionalidades indígenas con presencia en las tres regiones del país. Cada nacionalidad mantiene su lengua y cultura propias. ¿Se habló de las problemáticas de los pueblos originarios?
El Papa sobre todo nos ha insistido en el respeto que debemos tener a la identidad de esos pueblos y la cercanía que tenemos que tener en un trabajo de inculturación del Evangelio. El gran reto es siempre cómo hacer creíble el Evangelio, sin atropellar no sólo sus convicciones, su cosmovisión, sino evangelizando sus propias raíces, y poniendo en ellas la riqueza grande del Evangelio. Indudablemente para nosotros lo más grande que puede pasarle a un pueblo es encontrarse con Jesucristo: Él es la buena noticia y queremos volvernos buena noticia para esos hermanos. Y ellos deben sentir que la buena noticia es en respeto a su propia identidad.
Muchos hermanos obispos y sacerdotes que trabajan en esa zona tienen la bendición de haber compartido tanto que hablan su propio idioma, entonces, también la liturgia se hecho cercana. El Papa nos ha insistido en hacer presencia respetuosa y cercana: la Iglesia no mira desde fuera, sino que quiere hacerse pueblo para compartir con él esa realidad.
La Visita ‘Ad limina’ es ocasión propicia para hacer balances y trazar futuras líneas de actuación pastoral: ¿qué otras indicaciones que les ha dado el pontífice?
Nosotros hemos enviado informes a la Santa Sede con anterioridad, en donde hemos informado la realidad de las propias jurisdicciones, y con preguntas que hemos puesto en las manos de los distintos dicasterios que visitaremos en estos días, para que ellos también nos indiquen el camino y nos digan qué es lo que hay que rectificar y sobre todo qué hay que potenciar: el Papa nos ha insistido en que somos una iglesia latinoamericana, el CELAM es el gran motor que anima el trabajo pastoral, estamos en la gran misión y en eso nos tocará seguir empeñándonos. En la misión puerta a puerta, en la misión continental. En ese sentido ha sido un revisar nuestros planes, volverlos a restructurar, siempre en la línea de cercanía y de respeto a la propia identidad de nuestro pueblo.
¿Hay algo que desee destacar de este encuentro con el Papa Francisco?
e destacsencillez y la cercanía del Papa, lo que es un reto para nosotros, porque hay cosas que uno aprende de sus palabras, pero hay cosas grandes que uno aprende de sus gestos.Una anécdota: con los obispos le entregamos una imagencita, y cuando yo se la entregué me preguntó: “¿está bendecida?”. “No”, le respondí. “Bendícela tú”, me dijo. Bendecir yo, un obispo, delante del Papa, ha sido un detalle muy lindo, porque es la ternura del pastor con sus hijos que comparten su misma misión. Es un “llévate la bendición y tu vida convierte en bendición para tus hermanos”. Hay alegría entre los hermanos obispos, hemos compartido cosas lindas y cosas difíciles también: el Papa nos ha escuchado, en algunas cosas nos ha dicho “no tengo la respuesta”. “Ustedes tienen que ir discerniendo la realidad concreta y desde allí ir respondiendo, desde su propia vida.
Yo hacía esto como obispo de Buenos Aires, ahora lo hago acá, pero ustedes como obispos desde su propia realidad: hagan”
Fuente: Radio Vaticano