Natal, Brasil.- El Arzobispo de Natal (Rio Grande do Norte, Brasil), Monseñor Jaime Vieira Rocha, hizo un llamado a la «sociedad y al Estado que busque el diálogo y encuentre maneras de abordar los problemas que afligen nuestro sistema penitenciario». La exhortación lo hizo luego de la masacre ocurrida en la noche del sábado 14 de enero, cuando al menos 26 prisioneros fueron asesinados durante una pelea entre bandas en el Penitenciario de Estado de Alcaçuz, en Nísia Floresta, región metropolitana de Natal.
«Sin duda, necesitamos una reflexión urgente sobre las condiciones de nuestras prisiones. Suplicamos al buen Dios que calme a estos hermanos y renuncien a la violencia», dice el prelado, en un mensaje.
Así también pidió para que la sociedad y el Estado busquen el diálogo y encuentren «maneras de abordar los problemas que afligen nuestro sistema penitenciario».
Según la información difundida, veintiséis presos han muerto, la mayoría de ellos decapitados, en la revuelta que estalló en la Penitenciaría Alcaçuz, que tras este episodio se ha convertido en la más violenta en la historia de Rio Grande do Norte.
Los incidentes comenzaron en la tarde del sábado 14 de enero y no terminaron hasta la mañana del día siguiente. Este es el tercer caso de asesinatos en las cárceles del país en lo que va de 2017, a principios de enero se produjeron masacres similares en Manaus y Boa Vista.
El mayor problema de la convivencia dentro de la prisión es el hacinamiento, por la la falta de espacio en los centros carcelarios.
Según los datos de la Secretaría de Justicia y Ciudadanía (SEJUC), el organismo responsable del sistema penitenciario en Rio Grande, la prisión de Nísia Floresta es la cárcel más grande del estado, tiene capacidad para 620 prisioneros, pero ahora están dentro 1.150. En este mismo estado hay 33 prisiones con 3.500 puestos, pero la población reclusa supera los 8.000 detenidos.
Fuente: Agencia Fides