Por años reposa en el olvido de la Asamblea Nacional, un proyecto de Ley con el que se pretende normar el sistema nacional sanitario, ¿señores legisladores hasta cuándo debemos esperar? ¿Es que hay acaso intereses creados que impiden se apruebe esta ley? Es una deuda capital que la legislatura debe pagar ya al pueblo. Otro grave atentado a la salud popular es el incumplimiento del Ejecutivo al mandato constitucional de la asignación presupuestaria anual.
La salud es un concepto complejo e integral que comprende: aspectos objetivos y subjetivos, formales e informales, personales y sociales, éticos y morales, culturales y ambientales, políticos y económicos, entre otros, que se modifican con la educación, la demografía, el tiempo, la infraestructura, los servicios básicos disponibles, y que a la vez, transforman la cultura, las costumbres, los hábitos y las condiciones sociales, políticas y ambientales de la sociedad.
Si bien «la salud es un derecho que garantiza el Estado, cuya realización se vincula al ejercicio de otros derechos, entre ellos el derecho al agua, la alimentación, la educación, la cultura física, el trabajo, la seguridad social, los ambientes sanos y otros que sustentan el buen vivir» (art. 32 Constitución ecuatoriana), también es una obligación ciudadana cuidar y proteger la salud integral individual y colectiva. Todos, sin excepción alguna, estamos inmiscuidos en esta sinergia dinámica por la vida.
Para enfrentar las enfermedades físicas se han diseñado e implementado sistemas sanitarios estatales y privados. El Estado ofrece un servicio limitado, deficiente, politizado, muchas veces inmerso en corrupción, con ausencia de equipamiento y medicamentos. El sector privado, por su parte, en su gran mayoría, ha visto en la salud un negocio lucrativo, ausente de solidaridad, donde simplemente nos atienden si somos capaces de cancelar sus honorarios, de forma directa o por medio de seguros generalmente onerosos.
La Organización Mundial de la Salud – OMS determina «que el goce del grado máximo de salud que se puede lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano y que los gobiernos tienen responsabilidad en la salud de sus pueblos, la cual solo puede ser cumplida mediante la adopción de medidas sanitarias y sociales adecuadas», pero en nuestro país estamos lejos de cumplir con este propósito, lamentablemente, con frecuencia, el enfermo no es el centro de atención ni es considerado en su dignidad. En esta línea, defender la vida y la integridad física significa (…) proteger el derecho a la salud personal y familiar.
La salud de un pueblo, a más de ser física también debe ser ética y moral, de ahí la necesidad imperiosa de diseñar planes e implementar proyectos con estrategias orientadas a cuidar, proteger, asistir y acompañar las múltiples necesidades que tenemos. Como país estamos sumergidos en una pandemia de grandes proporciones. Así como cuando tenemos alguna dolencia física, también cuando estamos con alguna enfermedad ética o moral, deberíamos acudir a centros especializados para someternos a tratamientos que corten e impidan que la degradación se apropie del tejido personal y social y enferme, contamine y aniquile a todo el país.
Así como se combate el cáncer y ahora el coronavirus, deberían implementarse «estados de emergencia» con cuarentenas para tratar estos virus que carcomen silenciosamente la vida de los pueblos.
La salud, a más de ser ausencia de una enfermedad determinada, es un estado de completo bienestar físico, mental, ético, moral, social, cultural, económico… #ComuniquemosEsperanza
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Carta No. 39 – 2 de agosto 2020, de la Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz | Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe